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Con Jesús Buíza, Alícia Bululú, Carloco y Sandra Cerezo |
La Navidad contada ha estado llena de historia y cuentos mezclados con el tomillo, el agua y las haciendas de Tomares.
Por eso los grillos se llaman Tomillo y beben agua de manantiales o los pájaros y reyes viven en haciendas de olivares.
El Agua de Tomares: La calidad y cantidad de agua de los manantiales de Tomares daban de beber a Sevilla, porque el agua del Guadalquivir no era muy potable

Tomillo y Tomares: Un mapa correspondiente del siglo XVI nos refiere a la ubicación actual de Tomares con un topónimo con la denominación de Tamdia término por similitud con Tumares, tomillares o "tierra de tomillos". Las plantas se introducían en grandes tinajas con agua y se ponían al fuego de modo que tras evaporarse el líquido se extraía por decantación el aceite. Este aceite ofrece multitud de propiedades antisépticas y bactericidas. Los campesinos lo han utilizado para las picaduras y mordeduras de animales venenosos. Por otra parte todavía hoy en las casas rurales se tiene la costumbre de conservar ramillos colgados en la pared para su posterior uso y cuando se carece de ambientadores se utiliza quemando en la lumbre un ramillo lo que provoca un olor agradable característico.
La hacienda: El Aljarafe rico en agricultura de olivar ha tenido en las haciendas el principal centro de producción y explotación de este producto tan preciado durante el siglo XVI En las haciendas aunque haya una predominancia del olivar, siempre ha estado vinculado al edificio una huerta, caballerizas y establos de animales, así como otros productos arbóreos como algarrobos, higueras o arbustivos como la vid.
Se convierte por tanto la hacienda en un centro de producción con su propia fábrica de modo que las tinas de aceite salían directamente de la hacienda hacia la localidad sevillana.
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